30/06/2025
La empatía, esa profunda capacidad de ponerse en el lugar de los demás, de intentar comprender sus pensamientos y emociones como si fueran propios, es una de las habilidades más valiosas que podemos inculcar en nuestros hijos. Es una cualidad que, aunque a veces compleja de asimilar para los más pequeños, es fundamental para su desarrollo emocional y para construir relaciones significativas y un mundo más compasivo. Como padres y educadores, recae en nosotros la hermosa responsabilidad de sembrar esta semilla desde edades tempranas, guiándolos para que florezcan como individuos empáticos.

Es cierto que la empatía puede ser un concepto abstracto para mentes jóvenes. De hecho, alrededor de los dos o tres años, los niños atraviesan una fase de egocentrismo natural, donde su mundo gira predominantemente en torno a ellos mismos, lo que dificulta la comprensión de las emociones ajenas. Esta etapa es completamente normal y no debe ser motivo de preocupación, sino una oportunidad para empezar a tender puentes. Durante este periodo crucial, podemos ayudar a los pequeños a reconocer y expresar sus propias emociones de manera saludable, sin represión. Al validar sus sentimientos y enseñarles a gestionarlos, estamos sentando las bases para que sean más receptivos a comprender y conectar con los sentimientos de los demás, facilitando así que, poco a poco, logren ponerse en los zapatos del otro.
- Comprendiendo la Empatía en la Infancia: Más Allá del Egocentrismo
- El Poder del Ejemplo: Los Padres como Espejo de Empatía
- Herramientas Mágicas para Fomentar la Empatía: Cuentos y Cortometrajes
- Cuentos y Videos para la Empatía: Una Guía Rápida
- Más Allá de la Pantalla y el Libro: Integrando la Empatía en el Día a Día
- Preguntas Frecuentes sobre la Empatía en Niños
Comprendiendo la Empatía en la Infancia: Más Allá del Egocentrismo
El egocentrismo infantil es una fase evolutiva que forma parte del desarrollo cognitivo normal de los niños. Durante esta etapa, su capacidad para descentrarse y ver el mundo desde una perspectiva diferente a la suya es limitada. No es que sean egoístas, sino que su cerebro aún no ha desarrollado la habilidad de entender que otras personas tienen pensamientos, sentimientos y experiencias distintas a las suyas. Sin embargo, esta fase ofrece una ventana de oportunidad única para intervenir. Si les ayudamos a identificar un sentimiento (por ejemplo, 'estás triste porque tu juguete se rompió'), a nombrarlo y a encontrar formas adecuadas de expresarlo (llorar, pedir un abrazo, dibujar), les estamos proporcionando un mapa emocional. Este mapa interno es el primer paso para reconocer esas mismas emociones en los demás. Al familiarizarse con su propio universo emocional, les resultará mucho más sencillo identificar y resonar con los sentimientos de sus compañeros, hermanos o incluso personajes de cuentos.
Fomentar la empatía no es solo enseñar a ser amable; es construir la base para la inteligencia emocional, la resolución de conflictos y la formación de relaciones interpersonales sanas. Un niño empático es un niño que puede entender por qué un amigo está llorando, que puede compartir su merienda con alguien que no tiene, o que puede defender a alguien que está siendo molestado. Es una habilidad que trasciende el aula y el hogar, impactando positivamente en todos los aspectos de su vida.
El Poder del Ejemplo: Los Padres como Espejo de Empatía
La empatía no se aprende con una sola lección; se enseña y se practica día a día. Los niños son observadores natos y, como esponjas, absorben todo lo que ven y oyen, tanto lo positivo como lo negativo. Por ello, si deseamos que nuestros hijos desarrollen una profunda capacidad empática, nosotros, como figuras de referencia, debemos ser el mejor ejemplo. Mostrar empatía en nuestras interacciones diarias es la lección más poderosa. Esto significa escuchar activamente cuando hablan, validar sus sentimientos (incluso si no los entendemos del todo), disculparnos cuando cometemos errores y mostrar compasión hacia los demás en situaciones cotidianas.
Si un niño ve a sus padres consolando a un vecino afligido, compartiendo con alguien necesitado o simplemente escuchando atentamente a un familiar, está recibiendo una lección invaluable. Del mismo modo, si observa a sus padres ignorando el dolor ajeno o reaccionando con indiferencia, esa será la norma que interiorice. Por tanto, cada interacción, cada conversación, cada gesto, es una oportunidad de oro para modelar la conducta empática que deseamos ver en ellos. La coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es vital para que el mensaje cale profundamente.
Herramientas Mágicas para Fomentar la Empatía: Cuentos y Cortometrajes
Una de las formas más efectivas y entretenidas de introducir el concepto de empatía a los niños es a través de historias. Los personajes de cuentos y relatos infantiles, así como los cortometrajes animados, son una fuente inagotable para fomentar el cambio de perspectiva, permitiendo a los niños explorar emociones y situaciones desde diferentes puntos de vista en un entorno seguro y lúdico. Estas narrativas les invitan a conectar con los sentimientos de los protagonistas, a imaginar cómo se sentirían en su lugar y a comprender las consecuencias de ciertas acciones.
Cuentos que Abren Corazones y Mentes
- Wonder: todos somos únicos de R. J. Palacios: Este cuento es una joya que nos regala una enseñanza universal: la belleza de la singularidad de cada persona. Nos sumerge en la vida de Auggie, un niño que, debido a una malformación facial, enfrenta el rechazo y la burla de sus compañeros. A pesar de ser un niño completamente normal en sus gustos y acciones, se siente profundamente lastimado por la percepción de los demás. La historia nos lleva a un mundo imaginario donde Auggie, junto a su perrita Daisy, sueña con un lugar donde las diferencias son celebradas y entendidas como lo que nos hace únicos. Este libro, recomendado a partir de los cuatro años, es un poderoso vehículo para hablar de la tolerancia, la solidaridad, la compasión y la prevención del acoso escolar. Su adaptación cinematográfica, protagonizada por Julia Roberts, Owen Wilson y Jacob Tremblay, es ideal para un visionado familiar a partir de los ocho años, reforzando los mismos valores de empatía y aceptación.
- Abrázame de Simona Ciraolo: Recomendado para niños a partir de los 3 años, este libro narra la conmovedora historia de Felipe, un pequeño cactus que crece en un hogar donde el afecto físico es escaso y se prioriza el espacio personal. Sin embargo, el anhelo de Felipe es simple y profundo: desea ser abrazado. Su vida cambia cuando conoce a un intrépido y seguro globo con quien entabla una amistad. El deseo de un abrazo mutuo los lleva a un incidente donde Felipe, sin querer, pincha al globo, lo que resulta en culpas y tristeza para el pequeño cactus. Este dolor lo lleva a abandonar su hogar en busca de alguien que pueda ofrecerle el abrazo anhelado. La historia es una invitación a los niños a conectar con la profunda necesidad de afecto y a reflexionar sobre la importancia de las muestras de cariño en la infancia y cómo las acciones pueden tener consecuencias no intencionadas.
- Una historia de dos bestias: Sin duda uno de los favoritos por su ingeniosa forma de abordar la perspectiva. Este cuento, apto a partir de los 3 años, utiliza un lenguaje sencillo y unas ilustraciones divertidas para demostrar cómo una misma historia puede ser percibida de manera radicalmente diferente según quién la cuente. La primera parte nos presenta a una niña que, mientras pasea por el bosque, encuentra una «pequeña bestia» lloriqueando. Preocupada, decide llevársela a casa para protegerla del frío y alimentarla. En contraste, la segunda parte es narrada por el pequeño animal, quien relata cómo una «bestia terrible» lo aborda, lo secuestra y lo lleva a una guarida secreta contra su voluntad. Su único objetivo es escapar y regresar a la felicidad de su bosque. Es una herramienta fantástica para iniciar conversaciones sobre los diferentes puntos de vista y cómo nuestras acciones pueden ser interpretadas de diversas maneras.
- Nuna sabe leer la mente de Orit Gidali: Este cuento es un excelente recurso para niños a partir de los 4 años. Cuenta la historia de Nuna, una niña que se siente insultada por el comentario de un compañero sobre sus «piernas de flamenco». Al llegar a casa, su madre, para consolarla, le entrega unas gafas especiales. Con estas gafas, Nuna puede ver los pensamientos reales de las personas, descubriendo que lo que expresan verbalmente a menudo difiere de lo que realmente piensan. Por ejemplo, cuando un niño dice “No tengo ganas de jugar”, en realidad está pensando “No quiero perder otra vez”. O cuando alguien dice “Mamá, tengo hambre”, en su mente resuena “Quiero chocolate”. Es un cuento brillante que ayuda a los niños a comprender la complejidad de las emociones y las intenciones detrás de las palabras, fomentando así la habilidad de ponerse verdaderamente en los zapatos de los demás.
Cortometrajes que Inspiran Compasión
- El regalo: Este conmovedor cortometraje narra la historia de un niño que recibe un perro como regalo. Inicialmente, lo rechaza al descubrir que ambos comparten una peculiaridad física. Sin embargo, la persistencia y el encanto del simpático perro logran captar su atención, enseñándole una valiosa lección sobre la aceptación de las diferencias y el valor de la amistad más allá de las apariencias.
- El huevo o la gallina: Una ingeniosa historia que sigue a un cerdito con una gran afición por los huevos. Su vida toma un giro inesperado cuando se enamora de una gallina. El cortometraje plantea una divertida y profunda disyuntiva: ¿elegirá el amor por su nueva compañera o su manjar favorito? Es una excelente forma de hablar sobre los sacrificios, las prioridades y cómo el afecto puede cambiar nuestras perspectivas y deseos.
- El perro, el pescador y la grulla: Este cortometraje es verdaderamente excepcional y una recomendación imprescindible. Nos presenta la historia de un perro y un ave que, a través de actos de empatía y gratitud mutua, logran alcanzar sus objetivos. Es una narración visualmente atractiva que resalta cómo la colaboración, el entendimiento y el agradecimiento pueden llevar a resultados positivos para todos los involucrados, demostrando el poder de las relaciones empáticas.
Cuentos y Videos para la Empatía: Una Guía Rápida
| Título | Tipo | Edad Recomendada | Mensaje Clave |
|---|---|---|---|
| Wonder: todos somos únicos | Cuento / Película | 4 años (libro) / 8 años (película) | Aceptación de las diferencias, tolerancia, prevención del acoso. |
| Abrázame | Cuento | 3 años | Importancia del afecto, conexión emocional, expresión de necesidades. |
| Una historia de dos bestias | Cuento | 3 años | Comprender múltiples perspectivas, las interpretaciones varían. |
| Nuna sabe leer la mente | Cuento | 4 años | Entender pensamientos y emociones ocultas, la verdad detrás de las palabras. |
| El regalo | Cortometraje | Todas las edades | Aceptación de la diversidad, amistad, superar prejuicios. |
| El huevo o la gallina | Cortometraje | Todas las edades | Prioridades, amor vs. deseos personales, cambios de perspectiva. |
| El perro, el pescador y la grulla | Cortometraje | Todas las edades | Empatía, gratitud, colaboración, alcanzar metas juntos. |
Más Allá de la Pantalla y el Libro: Integrando la Empatía en el Día a Día
Leer cuentos y ver videos son pasos fantásticos, pero la verdadera magia ocurre cuando estas lecciones se trasladan a la vida real. Después de disfrutar de una historia, tómense un tiempo para hablar sobre ella. Pregúntale a tu hijo: “¿Cómo crees que se sintió Auggie cuando lo rechazaron?”, o “¿Por qué crees que el cerdito cambió de opinión sobre los huevos?”. Anímalo a expresar sus propias emociones y a identificar las de los personajes. Puedes incluso proponer juegos de roles donde representen diferentes situaciones, como consolar a un amigo triste o compartir un juguete. Estas conversaciones no solo refuerzan el mensaje, sino que también les dan la oportunidad de procesar y verbalizar lo que han aprendido.
Además, busca oportunidades cotidianas para señalar actos de empatía o la falta de ella. Si ven a alguien llorando en la calle, pregunta: “¿Cómo crees que se siente esa persona? ¿Qué podríamos hacer para ayudarla?”. Si un amigo de tu hijo está molesto, anímalo a pensar en por qué podría sentirse así. Celebra los momentos en que tu hijo muestra empatía, reconociendo y elogiando específicamente su comportamiento: “¡Qué bien que compartiste tu galleta con tu amigo, eso fue muy amable y empático de tu parte!”. Estas pequeñas intervenciones diarias refuerzan el aprendizaje y construyen una base sólida para un comportamiento empático duradero.

Preguntas Frecuentes sobre la Empatía en Niños
La empatía es un tema recurrente en la crianza. A continuación, abordamos algunas de las preguntas más comunes que los padres suelen tener.
¿A qué edad debo empezar a enseñar empatía a mi hijo?
La enseñanza de la empatía puede comenzar desde edades muy tempranas. Aunque el egocentrismo es normal en niños de 2 a 3 años, es precisamente en esta etapa cuando podemos empezar a nombrar y validar sus propias emociones. Alrededor de los 3 o 4 años, con el desarrollo del lenguaje y la socialización, ya pueden empezar a comprender las emociones de los demás a través de cuentos, juegos y ejemplos prácticos. Nunca es demasiado temprano para modelar y hablar sobre los sentimientos.
¿Cómo puedo saber si mi hijo está desarrollando empatía?
Hay varias señales que indican el desarrollo de la empatía. Un niño empático podría consolar a un amigo que está llorando, compartir sus juguetes sin que se le pida, preocuparse por un animal herido, o intentar hacer reír a alguien que está triste. También pueden mostrar una mayor capacidad para comprender por qué otro niño se comporta de cierta manera, incluso si no están de acuerdo. La observación de sus reacciones ante las emociones de otros es clave.
¿Qué debo hacer si mi hijo no muestra mucha empatía?
La paciencia y la persistencia son fundamentales. No todos los niños desarrollan la empatía al mismo ritmo. Si tu hijo no muestra mucha empatía, continúa modelando el comportamiento que deseas ver, utiliza los cuentos y videos como herramientas de discusión, y crea oportunidades para que interactúe con diversas personas y situaciones. Ayúdale a identificar sus propias emociones y las de los demás. A veces, la falta de empatía puede deberse a una dificultad para reconocer emociones, y eso se puede trabajar.
¿Puede la empatía ayudar a prevenir el acoso escolar?
Absolutamente. La empatía es una de las herramientas más poderosas contra el acoso escolar. Un niño empático es menos propenso a participar en el acoso porque puede comprender el dolor y el sufrimiento que sus acciones podrían causar. Además, los niños empáticos son más propensos a intervenir y defender a aquellos que están siendo acosados, o a buscar ayuda para ellos. Historias como 'Wonder' demuestran claramente cómo la empatía puede transformar situaciones de exclusión y acoso.
¿Es lo mismo empatía que simpatía?
No, aunque están relacionadas, no son lo mismo. La simpatía es sentir preocupación o pena por alguien, reconocer su sufrimiento desde una distancia. Por ejemplo, decir “Lo siento mucho por lo que te pasó”. La empatía, en cambio, es la capacidad de sentir *con* la otra persona, de ponerse en su lugar y comprender sus emociones como si fueran propias. Implica una conexión más profunda y la capacidad de imaginar cómo sería estar en su situación. La empatía a menudo lleva a la acción y a un deseo genuino de ayudar o conectar.
Enseñar a los niños a ponerse en los zapatos de los demás es una inversión en su futuro y en el futuro de nuestra sociedad. Al cultivar la empatía, les estamos proporcionando una brújula moral que los guiará a través de la vida, ayudándolos a construir relaciones significativas, a ser ciudadanos compasivos y a contribuir a un mundo más amable y comprensivo. Es un viaje continuo, lleno de aprendizaje y crecimiento, tanto para ellos como para nosotros.
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